Mi Mejor Color

Me encontraba en una construcción muy grande, era una bodega con techos de metal, paredes muy altas, con una entrada amplia con una puerta de dos naves que llegaban hasta la parte superior de la estructura. 

Vi que en ese espacio amplio habían stands donde se vendían diferentes productos. Los stands estaban organizados en hileras por donde se podía caminar. 

Yo veía desde arriba, aunque no había segunda planta, desde la esquina derecha de la bodega. Veí relucir el piso era blanco mientras la mayoría de los stands se achiquitaban hasta volverse diminutos. Sólo uno, localizado en la esquina izquierda, permaneció de su tamaño.

Yo, de nuevo me encontraba en la entrada con un par de amigas que no conozco en mi vida real. Vimos que ese stand en la esquina, era un stand donde vendían maquillaje de la marca Trinny London.

En la realidad, Trinny London es una empresa que produce maquillaje de alta calidad. La dueña y su equipo han desarrollado una encuesta para identificar qué colores son los que más te convienen. Esta encuesta está disponible en su página de internet. Yo he intentado identificar el subtono de mi piel, varias veces, sin éxito. Mis amigas y yo nos dirigimos con mucha emoción hacia el stand. Era muy simple, había una mesa con un mantel blanco donde estaban los productos. Muchos, de todos los colores. Yo me alegré muchísimo de poder finalmente probar los productos. Yo quería comprar varios.
Dije a mis amigas que no sabía cuales escoger pues nunca había podido determinar mis colores. Y mejor no comprar algo que no estaba segura que me iba a quedar muy bien. Una de ellas me animó a hacer esta prueba de colores, ya que en el stand se hacía algo diferente. Y estaba reacia, pensaba que no me iba a ayudar. Pero me animaron tanto que al fin accedí. La prueba era dejar que la estilista que estaba ahí me recomendara un color y ponermelo en los labios.

Ella me dió un frasquito redondo que era un lápiz labial de color violeta. Un color que nunca escogería para mí, pues estoy segura que no me queda bien en mi tez tan blanca. 

Yo miré a la estilista muy sorprendida, abriendo los ojos y preguntándole si estaba segura de su escogencia. La estilista muy amorosamente me dijo que sí:

– Confía. Pruébalo. Te vas a sorprender.

Tomé el frasquito, lo abrí y me puse el color en mis labios. En la cara de la estilista se dibujó una sonrisa. Tomó un espejo redondo que reposaba en la mesa y me lo puso en mi mano izquierda. 

Miré el espejo, miré a la estilista. Me di media vuelta en dirección a la pared blanca. Subí lentamente el espejo buscando mi cara. Y sí, fue sorprendente. El color violeta era mi mejor color. Iluminaba mi cara completamente, acentuando mi nueva tez, una piel muy oscura acompanado de cabello negro muy rizado. 

– Este es tu verdadero “yo”– escuché.

Consentimiento de Cookies de acuerdo al RGPD con Real Cookie Banner