Imagina que estás en una cocina, intentando hornear el pastel perfecto. Tienes todos los ingredientes frente a ti: harina, azúcar, huevos, mantequilla. Pero en lugar de mezclarlos en un bowl y meterlos al horno, decides esparcirlos por separado en una bandeja y esperar que mágicamente se conviertan en un pastel delicioso. Absurdo, ¿verdad?
Pues bien, así es como la medicina occidental tradicional a menudo aborda nuestra salud y bienestar. Se enfoca en tratar síntomas individuales, como si fueran ingredientes aislados, sin considerar la receta completa que es nuestro ser.
Durante años, yo misma caí en esta trampa. Recuerdo vívidamente una etapa particularmente difícil en mi vida, cuando me sentía constantemente agotada, irritable y con dolores de cabeza frecuentes. Visitaba médico tras médico, acumulando recetas para analgésicos, antidepresivos y suplementos vitamínicos. Cada especialista se enfocaba en su «ingrediente» particular, sin ver el pastel completo que era yo.
Esta mentalidad fragmentada es lo que yo llamo el «enfoque rosquilla»: se concentra en el perímetro, en lo visible y tangible, ignorando por completo el centro, el núcleo donde realmente se origina el desequilibrio.
La medicina occidental, con toda su sofisticación tecnológica, a menudo cae en esta trampa. Se enfoca en suprimir síntomas – el dolor, la inflamación, la fatiga – sin indagar en las causas subyacentes que los producen. Es como si intentara apagar el fuego echándole agua a las llamas, sin buscar el origen del incendio[^1].
Este enfoque no solo es ineficaz a largo plazo, sino que puede ser peligroso. Al ignorar las causas raíz, permitimos que los desequilibrios se profundicen y se arraiguen más en nuestro sistema energético. Es como poner una curita en una herida infectada: puede ocultar el problema temporalmente, pero por dentro, la infección sigue extendiéndose.
La verdadera sanación requiere una visión holística, que considere al ser humano en su totalidad: cuerpo, mente, emociones y espíritu. Necesitamos entender que cada síntoma, cada malestar, es una señal, un mensaje de nuestro ser interno pidiendo atención y cuidado.
En mi propio viaje de sanación, fue solo cuando empecé a explorar enfoques energéticos y holísticos que finalmente encontré alivio duradero. Aprendí a ver mis síntomas no como enemigos a suprimir, sino como aliados que me guiaban hacia un mayor equilibrio y consciencia.
[^1]: Chopra, D. (2018). «The Healing Self: A Revolutionary New Plan to Supercharge Your Immunity and Stay Well for Life». Harmony Books.
