El sistema energético humano

Dentro de esta vasta matriz energética que nos rodea, cada uno de nosotros tiene nuestro propio «cuerpo energético» único compuesto por múltiples capas y estructuras sutiles interconectadas. Es a través de este intrincado sistema que la energía vital fluye, nutriéndonos y sosteniéndonos a todos los niveles.
En el núcleo de este sistema se encuentran los chakras, esos famosos centros vorticiales de fuerza que actúan como transformadores energéticos, asimilando, metabolizando y distribuyendo las diversas frecuencias que necesitamos. Cada uno de los siete chakras principales tiene roles y cualidades energéticas específicas asociadas con aspectos particulares de nuestro ser.
Envolviendo y penetrando los chakras se encuentra el campo áurico o aura, esas capas concéntricas de energía que actúan como un escudo protector, una interfaz ambiental, y contenedores para los patrones de información que configuran nuestra expresión física, mental y emocional en el mundo.
Debajo del nivel áurico se encuentran varios cuerpos sutiles o vehículos de manifestación, cada uno vibrando en una frecuencia ligeramente diferente y gobernando dimensiones específicas de nuestra experiencia. El cuerpo etérico o energético regula los procesos bioquímicos. El cuerpo emocional alberga nuestros sentimientos y deseos. El cuerpo mental contiene nuestros patrones de pensamiento. Y así sucesivamente.
Lo que es crucial apreciar es que todos estos diversos campos y estructuras energéticas no son meros conceptos esotéricos, sino realidades palpables que tienen un impacto directo y medible en cada aspecto de tu funcionamiento y bienestar. Son las telas maestras de las que está tejida tu existencia como un ser multidimensional.

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